¿Qué me impulsó a llegar hasta aquí y por qué no lo recuerdo? He perdido el rumbo, he seguido ciegamente un destino prefijado (por la sociedad, mi ambiente, mis experiencias, qué más da) y ahora me ha soltado de golpe, sin enseñarme antes a vivir, a ser libre, a tomar decisiones, a luchar.
La realidad me ha cogido por sorpresa, como una visita que te pilla con la casa desordenada y la basura sin bajar. Y es que veces llega el momento de mirarse de frente, sentir cómo cada uno de los pasos que has dado en tu vida te ha llevado justo a este instante. Todos los fallos, las equivocaciones, los autobuses perdidos, las renuncias, la gente que no conociste y la que sí, los pasos temblorosos y los firmes, levantarse o no hacerlo, decidirse o rendirse a la inseguridad, seguir un consejo o tu instinto. Todo, todo te ha llevado hasta aquí, en este preciso instante, a leer esto, a escribirlo, a preguntarse, a definirse, a ser. Y ahora, ahora más que nunca, debemos dejar de miramos en el espejo del pasado mientras corremos de puntillas por el presente.
¿Hacia dónde quiero dirigir mis pasos? Es el momento de tomar una decisión, de mirar hacia delante y no volver la cabeza, porque aunque el pasado pueda decirte hasta dónde has llegado, es ciego y mudo frente hasta dónde puedes llegar. Y vamos a llegar lejos, lo sé.