domingo, 3 de noviembre de 2013

Echo de menos ese lunar bajo tu mirada salvaje. Esa sonrisa descarada que nunca venía a cuento, ese mentón que subías al pensar, como para que te viniera la inspiración en una ráfaga de aire. Echo de menos pelearme por el edredón, los besosdebuenasnoches y los ronquidos (también los míos, aunque nunca lo aceptara). Hecho, con h y todas las letras del abecedario si hiciera falta, de menos que me dijeras que todo iba a salir bien, porque entonces yo entendía que la vida no es mala ni buena, que simplemente es, y las cosas suceden o no, pero que a veces lo único que podemos controlar es nuestra actitud hacia ellas...


lunes, 14 de octubre de 2013

Siempre preguntándonos qué nos trajo aquí o qué nos dejó de traer, si lo importante son las palabras que escribes o las que callas, si habrá más oportunidades, si acaso existen las oportunidades o simplemente a veces los trenes ni siquiera pasan. 
No sé si alguna vez llegaremos a comprender que no hay musa, ni inspiración, sólo hay cosas que no se viven, cosas que no se dicen y tampoco se callan, que se enquistan ahí en el cuerpo y no hay forma de expresarlas. No sé si en algún momento dejaremos de pensar, o de sentir, o de creer que las hipótesis nos salvarán la vida. ¿Y si hubieras necesitado la poesía tanto como yo? ¿Y si esas cuatro notas del piano se hubieran roto en tu pecho?
Siempre con esas ganas de acabar lo que no ha empezado, de empezar lo que no conocemos, de vivir arriesgando, con la seguridad de que no caeremos al vacío si nuestros cuerpos son el precipicio...

jueves, 6 de junio de 2013

Las cosas que odias y a la vez proteges

Sé que odias mi impulsividad y falta de organización, que me hace comprometerme a todo y correr en el último momento pidiendo ayuda a todo el mundo. Sé que no te gusta que, aún con todo, me salgan bien las cosas, porque con ello se derrumban un poco tus esquemas. Sé que te irrita mi forma de reflexionar sobre cada cosa, de ser incapaz de reírme con tus chistes por ser demasiado machistas. Sé que no puedes soportar que a mi móvil, si lo llevo, siempre le falte saldo o batería, y que en los momentos más importantes sea imposible localizarme.
Sí, sé que hay muchas cosas que te irritan. Pero acéptalo, no puedes seleccionar de mí sólo las partes que más te gustan. No puedes quitarle al mar la espuma porque te parezca un contraste demasiado blanco, demasiado delicado, demasiado poco (siempre encuentras algún "demasiado" con el que romper la asimetría de las cosas). No puedes quitarle al arcoiris el color azul, ni el verde, ni ninguno. No puedes borrar los días de lluvia del otoño, ni el barro en los zapatos. No puedes quitar el número 14 y pasar directamente del 13 al 15. No puedes, no puedes...
Es un puzzle que sin piezas se queda vacío, deshecho, sin sentido. Y en el fondo no quieres que aprenda a organizarme porque entonces abandonaría muchos proyectos por verlos imposibles. Pensándolo, no quieres que dependa del móvil, ni que me ría con clichés que me perjudican como mujer. No, nada tendría sentido, el otoño sin lluvia ni hojas ni barro bien podría ser un verano algo frío, el mar sin olas daría miedo por su quietud... Si lo piensas, no hay nada que quieras quitar. Está bien así como está.

domingo, 2 de junio de 2013

Parece que la lluvia nos ha desteñido la ilusión

A veces, sólo a veces, nos empeñamos en creer que todo esto que nos pasa es porque "nos queremos demasiado". Pero yo sé que con eso no hacemos mas que engañarnos, y que a esa frase le falta un "poco" enmudecido por el miedo, por el miedo a que sea cierto.


miércoles, 15 de mayo de 2013

"El tiempo no pasa, da vueltas en redondo"


Nos movemos en un ambiente con el aire muy viciado, espeso, desgastado. Un ambiente donde las relaciones han dado muchas vueltas, círculos concéntricos cada vez más pequeños que te van dejando atrapado en el centro.
Las mismas dudas, los mismos miedos, los mismos protagonistas en una historia diferente pero igual, en un contexto diferente pero similar, con relojes asimétricos, edades dispares, estaciones diversas... pero un mismo aire enrarecido.
Y aún así conseguimos mimetizarnos en esa estabilidad inestable (pero predecible) de la misma forma que la rechazamos por interponerse en nuestro camino, entre nosotros y ese concepto abstracto que tiene un niño de libertad. Libertad para alejarse sin dañar a nadie, sin ser juzgado, sin ser reprochado... Pensar únicamente en tus pies por un momento, en lo lejos que serían capaces de llegar si el crecer y el vivir fuera una cosa que hacer en solitario. Llevar los ideales a un extremo, por qué no? Abrir los pulmones a otro aire, otro que no esté tan igual, tan encendido, tan lleno de nosotros.
Quitarnos esta sensación de que todo acaba de terminar y que a la vez no ha empezado, que volvemos una y otra vez sobre lo mismo, que es inútil ponerle distintas palabras, que a veces la manera más fácil de ayudar a los demás es dejar de pensar en ellos, dejar de actuar como crees que les gustaría que actuaras, pensar en ti mismo, preocuparte por no quedar demasiado encerrado en conflictos que no son tuyos, preocuparte por soñar, soñar tan fuerte que se rompa la realidad...

viernes, 26 de abril de 2013

Metamorfosis

A veces parece que se me escapa el tiempo entre las manos. Que cada vez son más las arrugas del reloj, cada vez son más los besos dados y los días vividos. Miro cosas que creía cercanas y me doy cuenta, por la claridad con la que las veo ahora, de todo el viento que ha soplado desde entonces. De todas las hojas que han caído, de todo lo que yo misma he cambiado. Y no puedo evitar preguntarme cuál será nuestra velocidad de cambio, cuánto tardan las células en morir y ser sustituidas, cuánto tardan mis pensamientos en cambiar de dirección, mis metas en transformarse. Pasa el tiempo y seguimos corriendo por un camino que varía a cada paso que damos... ¿o acaso somos nosotros los que cambiamos a cada paso?

lunes, 18 de marzo de 2013

Tiembla la habitación con música demasiado familiar para ser percibida. No sé cómo lo haces pero siempre consigues ponerme la piel de gallina con cada cosa que cuentas. No, da igual, aunque no contaras nada también temblaría la habitación, también temblaría yo. No sé para qué tantas palabras. Poesía, sal, todo, tus ojos. Estoy dispuesta a averiguar su color, el de tu despertador. Ir a tu cama a deshacerla y leer poesía. Siempre, poesía. Y apartar con caricias las flores secas que escondes entre las hojas de todos tus libros. Poesía, con esa inconsciencia con la que actúo cuando estás conmigo. Porque a veces se rompe el tiempo y todo cobra sentido. El viernes, sábado, la siesta, los puentes, todo deja de tener importancia. Se despiertan las letras, los sueños, la tinta, tú, yo, el papel en blanco y la incoherencia de las palabras con las que lo lleno. Tú, yo, sin tiempo. Tú, yo, sin escuchar nada que no sea el pasar de las hojas. Yo. Y la poesía, contigo.

jueves, 7 de febrero de 2013

Punto de inflexión

¿Qué me impulsó a llegar hasta aquí y por qué no lo recuerdo? He perdido el rumbo, he seguido ciegamente un destino prefijado (por la sociedad, mi ambiente, mis experiencias, qué más da) y ahora me ha soltado de golpe, sin enseñarme antes a vivir, a ser libre, a tomar decisiones, a luchar.

La realidad me ha cogido por sorpresa, como una visita que te pilla con la casa desordenada y la basura sin bajar. Y es que veces llega el momento de mirarse de frente, sentir cómo cada uno de los pasos que has dado en tu vida te ha llevado justo a este instante. Todos los fallos, las equivocaciones, los autobuses perdidos, las renuncias, la gente que no conociste y la que sí, los pasos temblorosos y los firmes, levantarse o no hacerlo, decidirse o rendirse a la inseguridad, seguir un consejo o tu instinto. Todo, todo te ha llevado hasta aquí, en este preciso instante, a leer esto, a escribirlo, a preguntarse, a definirse, a ser. Y ahora, ahora más que nunca, debemos dejar de miramos en el espejo del pasado mientras corremos de puntillas por el presente.

¿Hacia dónde quiero dirigir mis pasos? Es el momento de tomar una decisión, de mirar hacia delante y no volver la cabeza, porque aunque el pasado pueda decirte hasta dónde has llegado, es ciego y mudo frente hasta dónde puedes llegar. Y vamos a llegar lejos, lo sé.


lunes, 28 de enero de 2013

Encontré la poesía en ti. En tus ojos.

A veces lo único que nos queda es lo que hemos perdido, o lo que nunca tendremos... al fin y al cabo, es lo único que nos impulsa a vivir, o seguir viviendo.

Y aún recuerdo cuando me preguntabas inocentemente "¿Por qué estás tan segura? ¿Cómo lo sabes?". Nunca entendiste que yo no sabía ni sé más que nadie, ni siquiera entiendo las enormes distancias del universo (¿acaso alguien lo hace?), podría ser que la humanidad entera viviera en una mota de polvo. 
No sé si existen más duendes que tú, no sé si de verdad hay algo inexplicable y mágico en la música que hace que nunca nunca te sientas solo. No lo sé, pero es lo que he decidido creer.
(No es lo mismo, es verdad. Es mucho más importante.)


Soñar puede ser doloroso pero es algo que nos humaniza a todos un poco, y eso, en el fondo, es lo más valioso, no crees?



lunes, 14 de enero de 2013

La cotidianidad también es singular

Hoy por fin abro los ojos y veo la puesta de sol como si nunca antes hubiera visto una puesta de sol. Así, el atardecer en sí mismo, sin proyectar esa imagen de atardecer de mi mente. Sin esperar nada, sin entender que el sol es una estrella o que las nubes son vapor de agua. Sólo luz, y una mezcla extraña entre felicidad y melancolía que me revuelve las entrañas.

Abrir los ojos y ver la vida como quien acaba de nacer, sorprendiéndose a cada instante con los hechos más cotidianos. Visitar tu ciudad como lo haría un extranjero, dedicando tiempo tan sólo a mirar y pasear, conocer la historia de cada piedra y cada lugar. Mirar alrededor sin pensar, sin intelectualizar, sin proyectar imágenes preconcebidas, sin juzgar. No dejar que las experiencias pasadas nos nublen la mirada. Volver a sentir la vida como niños, con cierta inocencia y una sorpresa constante. 

Recordar el significado de la palabra ilusión, que más parece un animal en peligro de extinción. Ilusión  por hacer las cosas que nos gustan, por cumplir nuestros sueños, por enamorarnos, por vivir una y mil veces las cosas que siempre vivimos... y por que todas ellas sigan siendo igual de especiales y no pierdan su brillo. Emocionarnos, y volver a sentir el aleteo de ese pájaro interno que aprisiona el corazón y al mismo tiempo le da calor.