lunes, 31 de mayo de 2010

Incapaz

No soporto mirarte, siendo consciente de que aquello que posees nunca me pertenecerá. Sabiendo que tu felicidad nunca la compartirás (conmigo). Y aun así no paro de observarte, controlando tus movimientos. No soy capaz de mirarte a los ojos y pedirte que te vayas, que me evites, que no me vuelvas a hablar. No soy capaz porque aunque sea tu ausencia la que me acompañe, sabré que eres dichosamente feliz en algún lugar. Sabré que estás tú, plenitud de deseos cumplidos, sin pensar en mi. Lo sabré, aunque no vuelva a oír tu voz ni a aspirar tu aroma. No sé que es más doloroso... confirmarlo con mis propios ojos, o imaginar escenas macabras en mi mente. No quiero comprobarlo. No soy tan valiente.



Me mantengo oculta, vigilándote, estudiando tu felicidad y sufriendo en silencio. Incapaz de actuar. Incapaz de ganar esta partida contra tu dicha y mi desconsuelo.


jueves, 27 de mayo de 2010

Sueños enterrados

Cerró los ojos y enterró sus manos bajo la cálida arena, hasta sentir con los dedos la humedad de la tierra. Dejó pasar así la tarde, la noche y la mañana. Luz, vida, olas, calma. Escuchaba las risas alegres de niños en la distancia, el murmullo silencioso de la marea trepando por la playa. Podía oler la sal que el mar arrastraba. Podía sentir su tranquila respiración y con el ritmo de las olas acompasarla. Sentía cada fibra de su ser relajada. El viento la despeinaba y la arena le provocaba en la piel dolorosas punzadas, pero apenas lo sentía, tal era su calma. La blanca arena la iba cubriendo poco a poco, enterrándola en la playa. Su cuerpo quedaría así aislado y olvidado, al igual que las muchas ambiciones de su infancia. Soñaría con el mar, soñaría que sus más anheladas aspiraciones encontraran una salida, cumpliéndose, huyendo de esa cárcel de agua. Y se sentiría realizada.




miércoles, 19 de mayo de 2010

Mira, he robado un pedacito de estrella para que lo cuelgues de tu cuello, iluminando tus sueños. Para que las sombras nunca sean tan profundas y para que, cuando despiertes, nunca olvides nuestros viajes. Te he comprado un trocito de cielo para que, si tropiezas, la caída sea más suave y tus heridas pronto sanen.
Estaré siempre cerca, cerca con tus sueños, porque hemos creado vínculos que no se cierran con la distancia, porque miraremos en la noche las mismas estrellas, donde quiera que nos encontremos. Y sé que si lanzo un beso al aire tú, en alguna parte, lo estarás esperando.



Para ti, Lim, Dänerys, Warda... ana uhibuki, warda habibati. Siempre.


martes, 18 de mayo de 2010

Desaparecer


Dejando caer al fin las lágrimas que encerraban sus pestañas. Con una última mirada recorriendo la estancia. Silencio. Calma. Nada.

domingo, 16 de mayo de 2010

Seré

Si, quizá no se me dé bien eso de ser responsable, ordenada y cariñosa, quizá no sepa qué hacer para agradarte, pero no me importa, no soporto tu displicencia. No quiero ser algo de lo que tú presumas, solo busco ser feliz, y para ello necesito ser yo misma, alejándome de tu influencia. Seré distante si lo creo necesario, fría, delicada si las lágrimas cubren mi almohada. Seré cálida como el fuego que da fuerza a mi mirada. Seré lo que no me has dejado ser, seré, sin tus palabras destructivas en la distancia. No te atrevas a buscarme, olvídame, no quiero que me mantengas en eterna vigilancia. Desafiaré al futuro si es necesario, cambiaré mi destino, con tal de no vivir una tiranía en la que tu eres el tirano y yo la sometida.

martes, 11 de mayo de 2010

A veces...

Hay días que me levanto y no sé dónde está mi alma. Hay días que no encuentro las estrellas en la noche, ni el sol en la mañana. Hay días que parecen alargarse como sombras al atardecer. Y yo sigo sin saber que hacer. Surgen las dudas y el dolor no se olvida. La sal de mis mejillas marchita mi sonrisa. Mis ojos ya no brillan. Tu pasividad me inunda y me ahoga. Soy en mi ciudad una extraña, una extranjera que no habla el mismo idioma. A veces me quedo sin palabras, soñando con caricias olvidadas. A veces me seduce el recuerdo de tu cálida mirada. A veces creo oírte, riendo, perdido en mi memoria...
A veces me invaden las dudas y las preguntas acuden a mi cabeza. A veces me quedo sin respuestas.




viernes, 7 de mayo de 2010

Olvidar

Se ahuecó con las manos el pelo empapado, las gotas de lluvia resbalaban por sus cabellos, mojando su frente, deslizándose por sus mejillas, borrando de su cara los restos de maquillaje. Se miró en el triste reflejo de un cristal sucio, profundas sombras púrpuras contornaban sus ya de por sí oscuros ojos. Sonrío sin ganas y empujó la puerta del bar. El olor a viejo y a café de máquina había dado paso a un ambiente más cargado de alcohol y tabaco. Se mantuvo unos instantes de pie en la puerta, notaba como entraba el frío de la calle, una corriente gélida y húmeda que lamía sus talones. Cerró la puerta y se dirigió hacia la barra dando traspiés. Los tobillos se le doblaban, las rodillas no aguantaban su peso y apenas tenía fuerzas para mantenerse erguida. A su paso percibió la mirada del resto de clientes clavándose en su nuca, personas que habían renunciado a su vitalidad, prefiriendo el alcohol como compañía, prefiriendo huir de sus problemas sin enfrentarse a la realidad. Y sus recuerdos y esperanzas permanecerían enterrados bajo una capa de polvo y telarañas, abandonados en los rincones de aquel bar durante mucho tiempo, y ella no podía hacer nada. Aquel ambiente la agobiaba. Se sentó en una silla alta y desvencijada. El camarero se volvió hacia ella con aspecto interrogante.
- ¿Quiere tomar algo?- preguntó amablemente al no recibir petición alguna. Su voz dejaba traslucir un deje impaciente.
Ella sacudió levemente la cabeza como respuesta. Pasaron unos instantes tras los cuales se levantó cuidadosamente, con intención de marcharse. El camarero, algo desconcertado preguntó -¿A qué ha venido, si no es a tomar nada?- la curiosidad se apreciaba en su voz.
-A olvidar- respondió ella en apenas un murmullo y, sin dar tiempo a más, dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta. Llegó hasta ella y la abrió ligeramente, llenando de aire sus pulmones.
-¿Y lo ha conseguido?- preguntó el camarero confundido.
Y ella, sin darse la vuelta, susurró -Quizá...-. La puerta se cerró a sus espaldas.

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domingo, 2 de mayo de 2010

Desasosiego

¿Y qué hiciste con mis ruegos? los enterraste bajo una capa de mentiras... ¿y qué hiciste con mis lágrimas? las perdiste, confundiéndolas con la lluvia que no deja de caer sobre el mar... Convertiste mi risa en un mero recuerdo, pesadilla de tu mente; mis abrazos echaron raíces en tus entrañas, cual enredaderas venenosas. Transformaste la alegría de mi mirada en la desoladora sombra gris que hoy cubre mi alma. Todo lo destruiste, te llevaste de mi vida la felicidad, palabra que ya no tiene para mí significado. ¿Quieres saber lo que haré con tus remordimientos? los alimentaré, regocijándome en ello. Buscaré la forma de que se mantengan, eternos. Encontraré la manera de ensombrecer tus días, haciéndote caer en la oscuridad, aún sabiendo que con ello no conseguiré aplacar mi ira y desasosiego..