jueves, 27 de mayo de 2010

Sueños enterrados

Cerró los ojos y enterró sus manos bajo la cálida arena, hasta sentir con los dedos la humedad de la tierra. Dejó pasar así la tarde, la noche y la mañana. Luz, vida, olas, calma. Escuchaba las risas alegres de niños en la distancia, el murmullo silencioso de la marea trepando por la playa. Podía oler la sal que el mar arrastraba. Podía sentir su tranquila respiración y con el ritmo de las olas acompasarla. Sentía cada fibra de su ser relajada. El viento la despeinaba y la arena le provocaba en la piel dolorosas punzadas, pero apenas lo sentía, tal era su calma. La blanca arena la iba cubriendo poco a poco, enterrándola en la playa. Su cuerpo quedaría así aislado y olvidado, al igual que las muchas ambiciones de su infancia. Soñaría con el mar, soñaría que sus más anheladas aspiraciones encontraran una salida, cumpliéndose, huyendo de esa cárcel de agua. Y se sentiría realizada.




1 comentario:

  1. No se cómo cada vez te superas más y más y más y más... INCREIBLE

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