sábado, 25 de febrero de 2012

Prosopopeya o realidad

- Pues no, no me parecen loables las gallinas de corral
- ¿Ni siquiera ésta, que murió de amor?


domingo, 19 de febrero de 2012

Costuras

La vida no entiende de delicadezas, la vida pasa a bandazos. Y a veces chocas y te rompes. Es entonces cuando el amor hace de pegamento, de hilo y de aguja, cosiéndote y arreglándote con dolorosas punzadas.


A ella le faltaba amor en cada una de sus costuras, por eso se rompía en pedazos cada vez que soplaba el viento. 


La voluntad no basta para unir piezas. Para ello no hay nada mejor ni más fuerte que los sentimientos... [por desgracia]



sábado, 18 de febrero de 2012

Entre ficción y realidad

Recuerdo que una vez me preguntaron si escribía siempre sobre mí, o sobre mi vida, si todos esos besos de tinta los había dado y recibido, si ese dolor lo había sufrido. Sencilla pregunta de difícil respuesta. Hay quien dice que todo escritor (o aprendiz, en mi caso) escribe sobre sí mismo, colocando en diferentes personajes e historias aspectos de su persona, de su pasado, de sus pensamientos, ideas y sentimientos.
Sin embargo, no creo que esto suceda en mi caso. Puede que todavía me quede mucho por aprender en este abrupto y mágico mundo de las letras. Puede que me fíe demasiado de Gabriel García Marquez y crea, como él, que el escritor escribe para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar. O puede que, simplemente, me guste demasiado inventar. Al fin y al cabo, como una vez me dijo un amigo "soñar es sentir lo que la vida no te deja vivir"... puede que suceda lo mismo con la escritura, quién sabe.


Yo, que vivo todo lo que cuento, pero nunca cuento lo que vivo... (¿o sí?)

 

domingo, 12 de febrero de 2012

Game over

Sólo quiero cargar la partida que guardé antes de conocerte


Que alguien me diga como se resetea el corazón,
cómo se rebobinan la vida y los sueños.


jueves, 9 de febrero de 2012

Arte

El músico respiró hondo, cerró los ojos y se estiró la chaqueta. Como en un sagrado ritual abrió la funda de su clarinete, sacó el instrumento de oscura madera y lo afinó con sumo cuidado.
Aquel joven solista volvió a respirar hondo, estiró los brazos, sopesó el instrumento con una mano. Codos alineados, los dedos tensos y flexibles sobre los anillos y llaves del clarinete. Llegado el momento el público dejó de aplaudir y observó atento. El joven intérprete cogió aire y comenzó a cantar.


Dedicada a un amigo clarinetista, que encuentra siempre la forma de sorprenderme.

lunes, 6 de febrero de 2012

Incoherente dulzura

Ella se pasaba el día entero abrigada hasta el cuello con bufandas, gorros y lanas, pero con los pies descalzos. Sólo cuando iba a dormir se desnudaba por completo y, antes de desaparecer bajo la calidez de las sábanas, se enfundaba los pies con tres pares de calcetines a rayas.


Siempre le gustó llevar un poco la contraria

sábado, 4 de febrero de 2012

Madrugadas de amor y té

Lo del té no sé de dónde lo sacó, pero empezó a ser una tradición impuesta a las tres menos cuarto de la madrugada. No faltaban los detalles ni los sentimientos, y lo preparaba todo con mucha antelación. Varias horas antes se remangaba, se colocaba el mandil y comenzaba a amasar harina, batir huevos y derretir mantequilla. Mezclaba todo con mucho, muchísimo, cariño. Como quien acaricia a un pájaro herido, como quien besa a un niño. Horneaba galletas y bizcochos a un fuego suave, muy suave, como el soplo cálido de una hoguera en pleno invierno. 

Lenta, muy lentamente se cocían las galletas, y nosotros hacíamos el amor en la cocina. Nos quedábamos sentados frente al horno, yo acariciándole el pelo y quitándole con besos los restos de harina de sus mejillas. Y así, sin soltarme la mano, ella calentaba el agua en una tetera roja.

Entonces abría el horno con infinito amor y sacaba varias bandejas de acalorados sentimientos. Compartíamos el té, los dulces y los besos igual que compartíamos el sexo y el sudor. 

...la tetera burbujea en fa menor todas las noches a las tres menos cuarto de la madrugada.