Ayer supe que te ibas. Que dejabas la ciudad, el país, qué más da. Lo dejabas todo, a mí, sin tus brazos. Siempre fuiste un espíritu libre. Nunca te gustaron las cadenas y aunque de sonrisas son las de aquí no dejan de parecerte pervertidas ataduras del alma.
Aunque no lo creas, yo te entiendo. Aunque no lo creas, yo siento tu lucha interna muy dentro de mí. También es mi lucha, al fin y al cabo. También es por mí que te vas y que al mismo tiempo te duele marchar.
Me dijo Iván que no te irías llegado el momento, que lo decías de boquilla. Pero yo sé que lo harás. Lo harás sin avisar a nadie, nunca te han gustado las despedidas. Al principio mandarás postales y poco a poco olvidarás lo que te unía aquí, volverás a ser libre. Y vivirás por los dos, en libertad, vivirás por mí.
En un abrazo quise darte más de lo que yo tenía.
En un beso, más de lo que yo podía soñar.