Tengo un corazón de manzana secándose en mi mesa desde hace varios días. Antes jugoso, grande, tierno. Ahora arrugado, encogido, oxidado. Una semana, quizá menos. Sólo ha sido un descuido. Me olvidé de tirarlo, tenía otras cosas en mente. Y es cierto que en ocasiones pensé en levantarme y recoger la mesa pero se quedó siempre pospuesto a un futuro indefinido.
Puede que sea ingenuo, pero creo que a todos los corazones les pasa lo mismo. Se quedan descuidados, se marchitan, se afean y resulta difícil quitar esa capa de óxido. El de una manzana tarda una semana en secarse por completo, el de una alcachofa es algo más resistente, o eso me han dicho.
No sé, el caso es que ahora no soy capaz de tirar un corazón que se parece tanto al mio. Creo que lo plantaré en tierra, quizá todavía pueda germinar. Quizá crezcan manzanas de corazones resistentes. Quizá me haga yo más fuerte.
Hay corazones que sólo necesitan que les quiten el polvo para volver a funcionar.
ResponderEliminarCuídate.
Yo creo que todavía tiene salvación, se agita un par de veces, se le dan un par de toquecitos y en unos días la manzana vuelve a funcionar como un reloj.
ResponderEliminarQuizás le haga falta estar un poco de tiempo en tierra y que sus semillas hagan nacer otro manzano. Pero resumiendo: volverá a latir.
Un saludo
Oski.