Tú y yo sentados frente al mar con los pies cubiertos de arena, libros y hojas sueltas. Coges una obra de Miguel Hernández, la abres por una página cualquiera y me miras fijamente. No sé cómo lo haces pero siempre consigues ponerme la piel de gallina con cada cosa que me lees así, en voz alta, destapando cada verso con cuidado, como para no romperlo.
...No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.
Quiero tu poesía, tus flores secas entre las hojas de los libros, las esquinas amarillentas dobladas una y otra vez, la arena de esta playa que humedece las cubiertas. Quiero encontrarte detrás de cada pausa, que la melodía de las letras llene nuestras venas y nuestra vida. Quiero llenar el mar de poesía, quiero, contigo.