martes, 31 de agosto de 2010

Escribir por escribir

Mi madre siempre me decía que la inspiración te tiene que venir con el lápiz en la mano. Y por eso ahora me enfrento a una página vacía, que espera que le dé vida, sin saber si conseguiré llenarla de palabras. Y por eso yo ahora escribo sin pensar en ello, escribo sin saber sobre qué, escribo porque me gusta ver deslizar la tinta sobre el papel, me gusta pensar que aquellos símbolos que formo se convertirán en mensajes para el que lo lea. Me gusta el simple hecho de escribir, de llenar páginas en blanco con largas y cortas palabras, de tachar aquellas disonantes, de releer varias veces lo escrito. Me gusta pasar unos minutos sin reflexionar, o reflexionando a través de mis manos... Por eso escribo. A veces, para definir un pensamiento. A veces, para que mis pensamientos me definan a mí.

lunes, 23 de agosto de 2010

Sobre el victimismo...

No soporto el victimismo y la autocompasión. Sé que todos, incluida yo, nos hemos sentido desdichados en alguna ocasión, resulta fácil sentirse víctima de las duras situaciones de nuestro día a día. Pero no podemos permitir que este sentimiento se prolongue demasiado, no podemos simplemente convertirnos en unos "mártires" de nuestras vidas ... No es práctico, no sirve absolutamente para nada. No te ayuda a salir de las situaciones difíciles, no te ayuda a aproximarte al que te quiera socorrer.
Deja de quejarte, quieres?... Que tienes mil motivos para sonreír y sin embargo buscas aquellos inexistentes para ser infeliz. Que al fin y al cabo, el responsable de tu alegría, satisfacción y felicidad siempre serás tú, que todo depende de tu forma de ver la vida. Yo la veo demasiado larga como para pasarla lamentándome por errores sin solución. Demasiado corta como para no disfrutar cada segundo. ¿Cómo la ves tú?


lunes, 16 de agosto de 2010

Historias de aviones

Recostada en un incómodo asiento de avión, miro por la ventanilla con ojos cansados. Las nubes parecen más blancas y esponjosas desde aquí, pienso distraídamente al tiempo que un bostezo escapa de mi boca. El sol me da en la cara, produciendome un cosquilleo agradable en la nariz. Vuelvo a mirar el exterior, el sol se refleja en cada gota de agua y cada montaña tiene su sombra. Qué simple parece el mundo desde arriba, qué ordenadas las carreteras. Qué pequeños los pueblos, y qué inocentes las ciudades. Qué cortas parecen las distancias y qué dulce silba el viento.
El pasajero de mi izquierda se cambia de asiento a la fila de delante. Debe ser un tipo de estos que se incomodan cuando se ven rodeados de desconocidos. Pues bien, ahora tengo más sitio para estirar las piernas.
He cogido un libro para el vuelo, le doy vueltas entre mis manos, quizá buscando por donde empezarlo. Parece que no soy capaz de encontrar el principio, por lo que lo vuelvo a meter en la mochila con un suspiro.
Una azafata pasa rapidamente por el pasillo, taconeando a toda prisa. Me llega el fuerte olor de su colonia, encojo la nariz y sigo mirando por la ventanilla.




jueves, 12 de agosto de 2010

Necesidad

No somos autosuficientes. Ninguno de nosotros. No nos engañemos creyéndonos totalmente independientes, no funciona. Podemos ser conscientes de nuestra valía y nuestra capacidad para desenvolvernos, podemos confiar plenamente en nosotros, incluso creernos especiales, más activos, más guapos, más inteligentes. Pero en solitario cuánto tiempo somos capaces de engañarnos y aguantar con la autoestima bien alta? Nuestras palabras ya no bastan para darnos confianza, nuestro "va a salir bien" no calma lo mismo que el de alguien a quien respetes. Nuestro "yo puedo" no anima tanto como el "tú puedes" de un amigo. Nuestra sonrisa nerviosa en el espejo no infunda valor como la cálida sonrisa de quien te quiere. Necesitamos otras voces que repitan cuánto valemos para poder creernoslo. Necesitamos escuchar "te quiero" aunque estemos seguros de ello. Necesitamos muestras de afecto, respeto y cariño. Necesitamos ser comprendidos, que nuestros problemas sean escuchados, entendidos y valorados. Necesitamos saber que podemos contar con alguien, aunque finalmente no lo necesitemos...
Somos humanos y vivimos en sociedad, solo este año me he dado cuenta de que no es por gusto ni capricho, sino por necesidad.

martes, 10 de agosto de 2010

Noches de verano

Sentada en una pequeña silla desvencijada observaba a mi abuelo en la noche. Reclinado en una vieja mecedora fumaba y bebía café, con gestos lentos, como si fumara las estrellas y bebiera la noche.
Aún con la taza en la mano entró en casa, olvidando su tabaco. Me acerqué y encendí un cigarrillo, tosiendo como una viejecita, fumandome la vida bajo las estrellas de verano.