-¡Al ladrón, al ladrón!- gritaba la mujer en medio de la calle, con los brazos caídos a los lados de su envejecido cuerpo.
Una silueta se disolvía entre las sombras de la esquina.
Un transeúnte se acercó a la mujer, que seguía escudriñando la oscuridad fijamente, como si en cualquier momento fuera a aparecer alguien pidiéndole disculpas.
-¿Qué le pasa?- preguntó educadamente el hombre, extrañado porque la mujer no mostraba signos de violencia, y permanecía bien engalanada con el bolso en la mano.
La mujer se volvió para mirarle, con los ojos brillantes - ¿es que no lo ve? ¡me han robado!
-Pero dígame señora, ¿qué le han robado? Puedo acompañarle a poner una denuncia- intentó calmarla el hombre, movido solamente por la curiosidad de saber lo ocurrido.
-Me han robado el tiempo- respondió la mujer, muy segura de sí misma. - ¡Al ladrón! Al ladrón!- siguió gritando, con una voz ronca por los años y los ojos llenos de arrugas.
Vive. Disfruta de tus pequeños placeres,
aunque no todos los valoren ni los entiendan.
No te dejes influir por intereses ajenos.
...
Vive el presente, que es la única forma de vivir
"Porque cada hombre tiene su propio tiempo, y solo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo"
(Momo)
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