Ahora me doy cuenta de que nos encontramos por puro azar. Que no había nada más, que las ideas del destino y de Cupido las añadimos nosotros por cuenta propia. Que lo nuestro no fue más que una hueca casualidad. Y sólo ahora que hemos descubierto a golpes que el destino no existe (y que si existiera mejor sería no hacerle ningún caso) es cuando se derrumba nuestro castillo de naipes, cuando nos preguntamos qué vimos realmente el uno en el otro, si es que acaso vimos algo con tanta sonrisa tonta y tanta inmadurez.
Nos creíamos cegados de amor
cuando tan sólo era necesidad
lo que nos nublaba el corazón.
"¿Y no es lo mismo?" dijiste tú,
pero tu mirada ya respondía
"No, por supuesto que no"...
Ay... otra de tus entradas que me ha llegado al alma. Dos que buscan se encuentran, pero, ¿y los que se encuentran sin buscarse? No sé, pero... la parte del poema marrón es genial :)
ResponderEliminarOh dios!! Me encantan las 3 ultimas lineas!! Geniales!!
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Mira el e-mail!!!!
(urgente)
No, no es lo mismo. Claro qeu no.
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