Cada año tomaba la tarta de su cumpleaños en una ciudad diferente, rodeada de gente que conocía con rigurosas presentaciones apenas unas frases antes. Hoy está en Berlín, estrenando un nuevo año como quien estrena una camiseta: si no estás con gente cercana, nadie se da cuenta.
Empezó por casualidad, y se ha convertido prácticamente en un ritual de verano. Ha escuchado el cumpleaños feliz en boca de más personas que cualquiera de nosotros. Y ha recibido sonrisas de otras tantas. Quizá sea por eso que ella tiene la alegría enraizada tan profundo en sus ojos. Quizá por eso sea que ha cambiado la timidez por las sonrisas.
Desde aquí, a kilómetros de distancia,
no tengo para regalarte más que mis palabras
Espero que te lleguen con todo el sabor a chocolate con el que las envié.
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¿No más que palabras?
ResponderEliminarPalabras son mucho más...
(Gracias por la corrección, es un gran favor que me haces al decirme si cometo algún error) Merci!