lunes, 19 de abril de 2010

¿Qué soy?

El otro día me preguntaron "¿Qué eres tú?" supongo que se equivocarían, querrían decir "quién", pero me hizo reflexionar de todas formas. Pensaréis que es una pregunta muy fácil, "ser humano, persona" o lo que queráis, pero no. No creo ser un simple objeto material. Soy todo lo que me representa. Soy aquello que te hace acordarte de mí, una canción, una fotografía, una historia, un libro, un olor...
..Soy espuma. Soy agua de mar, sol y bruma. Soy la tierra mojada un día de lluvia, soy la nube que el cielo enturbia. Soy la cálida duna. Soy amor, odio, pasión. Soy la fuerza y la acción. Soy música y baile, danza nocturna a la luz de la luna. Soy para tu dolor la cura. Soy para tu llanto la alternativa, la felicidad definitiva...
¿Qué eres tú?

miércoles, 14 de abril de 2010

Ausencia de ti

Desde que te fuiste las noches son demasiado largas. El calor del sol no consigue aliviar el frío de mis entrañas. Mis lágrimas son amargas. Me duelen los pies de tanto deambular perdida en una noche extraña. Ya no muestro mas que sonrisas vagas, falsos rehenes de una felicidad anulada. Hace mucho que dejé de soñar, me persiguen tus fantasmas. Frágil y asustada, desaparezco en la noche como el brillo de una estrella olvidada. Me duelen los recuerdos, los abrazos y las caricias. Me duele tu risa, y el vacío que ha creado su ausencia en mi mirada.




martes, 13 de abril de 2010

Escarcha

Apenas siento nada. Mis manos heladas. Un temblor que recorre mi espalda. Lágrimas húmedas en mi cara. Tu rostro desaparece en mi memoria, ya no recuerdo nada. Todo está en silencio. La lluvia acaricia mi cuerpo. Se confunde llanto con agua. Espero a la noche sentada. Espero al amanecer, espero que el hielo de mi corazón se derrita con la escarcha del alba.



sábado, 10 de abril de 2010

Susurros

Todavía recuerdo ese día de verano, la calidez de tus palabras y el dulce tacto de tus labios, recuerdo los rayos de sol acariciándome la espalda, tus manos recorriendo mi cuerpo y tu suave aliento, susurrándome al oído que el peor enemigo es el olvido... He de reconocer que nunca lo he entendído, nunca podré olvidar lo que era estar contigo....



viernes, 9 de abril de 2010

Despéinate

Enfréntate a tus miedos. Libértate, rompe tus cadenas. Ilumina tus estrellas. Descubre que el fuego quema. No habrá sueños si no los creas. Déjate llevar por aquello que quieras. No sufras más, no merece la pena. Grita tus verdades. Que nadie destruya tus ideales. Baila y canta, rie y llora, al mismo sol enamoras. Que tu alma es como el viento, no te escondas bajo tierra. Que no existen monstruos que te hagan sombra...


lunes, 5 de abril de 2010

Pérdidas


Perdóname. Fui una imbécil. Quizá lo sigo siendo. No supe mantenerte a mi lado, te aparté de mi camino con orgullo e indiferencia. Te alejé con mi silencio y me escondí de tus abrazos. Mi frustración era vano espejo de mis miedos. Miedo a ser débil y a sentirme insegura, a arriesgar demasiado y perderlo todo, a quedar destrozada. No sabía que ya todo lo había comprometido, que era algo que no podía controlar. Mi corazón se fue contigo dejándome vacía. Desaparecieron de mi boca palabras cariñosas. Mis labios secos y agrietados se llenaron de palabras vacías y silencio. Sólo quedaba rabia en mi interior. Rabia por perderte. Rabia por ser la única culpable. Rabia por no intentar evitarlo. Ahora la melancolía sustituye mi orgullo y puedo ver lo horrible de mi pérdida. Ahora solo me quedan recuerdos que se disipan cuando más los persigo. Ahora sigo aspirando fuertemente buscando en el aire tu aroma… y lo encuentro vacío…


Quizá algún día tu sonrisa desaparezca de mi pensamiento. Quizá algún día no recuerde la calidez de tu mirada ni la suavidad de tus labios. Quizá, y sólo quizá, consiga olvidarte.

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sábado, 3 de abril de 2010

Dolor oculto

Cómo duele fingir estar bien... y no creo que sea por mentir, no, eso no duele. Es más, puedes llegar a ser un experto en la mentira, en hacer teatro, si, puede que seas un actor estupendo. Pero cómo duele fingir estar bien... Y creo que es porque en realidad lo que tienes ganas de hacer es gritar lo que te pasa, gritarlo bien alto, que tu voz se la lleve el viento. Que tu garganta no sepa pronunciar otras palabras. Quieres que te ayuden, pero también sabes que no pueden. Por eso fingimos. Porque no te puede ayudar nadie. Y puede que no lleguen ni a entenderte. Y la incomprensión quizá sea más dolorosa que el silencio. En el silencio queda alguna esperanza. En la incomprensión solo queda soledad y melancolía. Pero aún así, fingiendo o no, tienes que saber seguir adelante. Llega un momento en el que te acostumbras al dolor, y es en ese momento en el que se empiezan a curar tus heridas y tus sonrisas comienzan a ser sinceras... paciencia, esperaré.

viernes, 2 de abril de 2010

Sinsentidos


Cosas absurdas, que no tienen explicación. Mi situación. Tengo ganas de comerme el mundo, pero me da miedo no poder abarcarlo y me siento pequeña e insignificante. Quiero romper la rutina, pero no sé cómo ni porqué. Quiero tener sueños, pero no se cuáles y me da miedo equivocarme, que se conviertan en pesadillas. Me gustaría tener confianza, creer en algo, pero no se en qué, soy demasiado incrédula. Quiero irme lejos de aquí, donde nadie me conozca, pero me da miedo sentirme sola en un lugar desconocido. Quiero gritar, y también pasar desapercibida. Tengo ganas de llorar, pero no de mostrarme débil e insegura. Me gustaría reír, pero no encuentro ninguna razón para hacerlo. Querría trasnochar y no dormir en toda la noche, pero también madrugar al día siguiente. Quiero tantas cosas y a la vez no quiero nada. Me sentaré a esperar que mis miedos se ahogen en la noche, que mi mente se aclare y se alejen estos sinsentidos, desapareciendo en la oscuridad de las estrellas.

jueves, 1 de abril de 2010

Latidos

No podía dejar de contemplarla. Acariciaba con la mirada sus suaves curvas, su pelo enmarañado reposando sobre la almohada. Todavía eran visibles los arañazos de su cara. Sentado sobre la silla llevaba largo rato observándola. Ella, tendida en la cama a la luz de la luna parecía frágil cual muñeca de porcelana. Sin embargo la conocía demasiado bien, aquella joven de cautivadora y afilada belleza derribaría a áquel que la importunara sin apenas darle tiempo a temerla. Él no podía apartar la mirada de sus ojos cerrados y su sonrisa inocente. Su pecho subía y bajaba lentamente al ritmo de su respiración. Podía oír latir su corazón, en perfecta sintonía con el suyo propio. Se tumbó a su lado, mientras el ritmo de sus respiraciones le sumía en un suave trance. En su cabeza se revolvían los recuerdos, la tragedia, las lágrimas, todo lo ocurrido los días anteriores... y sin embargo volvería a repetir todo aquello solo por el hecho de encontrarla en el camino...