sábado, 3 de abril de 2010

Dolor oculto

Cómo duele fingir estar bien... y no creo que sea por mentir, no, eso no duele. Es más, puedes llegar a ser un experto en la mentira, en hacer teatro, si, puede que seas un actor estupendo. Pero cómo duele fingir estar bien... Y creo que es porque en realidad lo que tienes ganas de hacer es gritar lo que te pasa, gritarlo bien alto, que tu voz se la lleve el viento. Que tu garganta no sepa pronunciar otras palabras. Quieres que te ayuden, pero también sabes que no pueden. Por eso fingimos. Porque no te puede ayudar nadie. Y puede que no lleguen ni a entenderte. Y la incomprensión quizá sea más dolorosa que el silencio. En el silencio queda alguna esperanza. En la incomprensión solo queda soledad y melancolía. Pero aún así, fingiendo o no, tienes que saber seguir adelante. Llega un momento en el que te acostumbras al dolor, y es en ese momento en el que se empiezan a curar tus heridas y tus sonrisas comienzan a ser sinceras... paciencia, esperaré.

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