domingo, 27 de junio de 2010

Decidida

Notaba la energía recorriendo su figura, despertando músculos hacía tiempo olvidados. Sentía los impulsos nerviosos de su cerebro llegando a cada parte de su cuerpo. Sonreía. No podía dejar de hacerlo, ni el dolor agudo de sus mejillas ante aquel involuntario gesto conseguía relajar su semblante. Los ojos le brillaban. Por una vez se sentía importante, y caminaba bien estirada por la calle, sin que nada la importase. Quería, por una vez, hacer sonar sus pasos en este mundo sigiloso.

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