jueves, 10 de junio de 2010

Sarna con gusto...

Y te empeñaste en quererla. Todavía no sé muy bien porqué. Quizá fue su sonrisa, su mirada traviesa o la suavidad de su piel. Quizá fue su pelo rebelde, oscuro y lleno de enredos cual corazón abandonado. Quizá simplemente te guste sufrir...
Y te empeñaste en amarla. Con ese amor desinteresado, doloroso, con ese amor que le profesan las hojas secas al fuego. Amor que quema por dentro, que asfixia al no ser recompensado, ahogando tu alma en rencor.
Y aún así te mantuviste a su lado, queriéndola. Porque sus palabras nunca fueron tan duras como los días sin ella. Porque los inviernos pasaron más rápido a su lado. Porque, en realidad, ella necesitaba tu compañía y no sabía demostrarlo. Solo tú fuiste capaz de interpretarlo. Y te empeñaste en, a pesar de todo, quererla.

2 comentarios:

  1. Me siento identificado con ese altruismo que no te llena pero no te permite irte del lado de una persona. Como dice la canción de Baglieto, "voy hacia el fuego como la mariposa/ y no hay rima que rime con vivir"
    Un beso y felicitaciones

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